La improvisación como espacio escénico

sábado, 26 de marzo de 2016

La improvisación como espacio escénico

“Empiezo por divisar una forma, una suerte de isla remota, que será después un relato o una poesía.” // Don Borges

8 encuentros - 3 ejes temáticos - Abandonar el realismo ingenuo para indagar en nuestra percepción y conocimiento. Pensarnos como una infinidad de puntos que componen nuestra cartografía.

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El arte escénico se combina con el arte culinario

Nota Diario Uno // 2010 El teatro es vida. Y para los artistas es la vida misma. Sus vidas, las del público, las del otro, las del pasado, las del presente, las del futuro, las inventadas, que suben a escena en cada obra, siempre de modo ficcional, aunque la realidad se vea reflejada en esa ficción. Con el propósito de contar la historia de una mujer de pueblo, que no es mucho más de lo que pueden contar las mujeres de cualquier pueblo, nace Como la albahaca. Una propuesta escénica intimista en la que Alba, la protagonista, abre las puertas de su hogar para recibir al espectador y agasajarlo con una rica comida. Allí se conjugarán entonces el arte de lo teatral con el arte culinario, desafío actoral que asume la mendocina Gabriela Ramos, en esta obra escrita y dirigida por la porteña Verónica Díaz. Carolina Barofio http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2010/06/11/nota245226.html

La lucha inútil contra la soledad

Nota Diario Uno Mendoza 2005. Conmueve, divierte, atrapa, inquieta. Y, por su fuera poco, transmite amor y muerte en un solo plano, como si fueran dos caras de una misma moneda. Escrita por el chileno Juan Radrigán, la pieza hace palpitar de soledad y ternura a tres mujeres abandonadas en plena cordillera. En ella se nota la sensibilidad del director, Juan Cristóbal Comotti, quien eligió con buen ojo a las actrices Gabriela Ramos, Marcela Súnico y Patricia Mardones. El único varón, Luis Contreras, en cambio, mostró una interpretación más floja. Esta tragedia estimula el alma de comunión con que los espectadores se encontrarán cuando se reflejen en algún punto, todos estamos solos en el rostro de las tres féminas. Entre chapas, troncos, carabelas y retazos de lana viven Luciana, Justa y Lucía, intentando cada mañana que el frío no penetre en sus cuerpos aún más que sus oscuras soledades. Más carnales que maternales se muestran estas mujeres, que en definitiva buscan una pequeña ración más de motivos para seguir el camino. Pero no se ven, se tocan poco, aunque se sienten, se oyen y se lamentan. Un espeluznante sabor amargo se percibe en el relato de las desgracias de Justa, cuyo pasaje es el más emotivo de la obra. Esas que corrompieron la norma del amor y violaron sus esperanzas de encontrar al hombre de su vida, dejando al azar una hija desterrada. Y Luciana, la más pueril de las tres, la que teme a igual escala vivir y morir, lleva en su mochila un puñado de muertes familiares. Con un eficaz juego de sonidos, diálogo e iluminación, Las brutas está para desvelar y develarse como una fiel maniobra a la impostura de la soledad humana. Aunque no consiga burlarse de ella. Carolina Baroffio http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/imprimir.php?id=72729

Feminas - Chicas en exposición

Nota Diario Los Andes Mendoza 2004 Un grupo de actrices de excepción, un modo poco habitual de concebir el hecho dramático, y el tête-à-tête con el público son los elementos con los que Féminas..., inicia su vida escénica, mañana en Tajamar. 21/08/2004 | La sed de producción del grupo La Libélula y su director, Claudio Martínez, parece no saciarse jamás. Es que a la profusión de obras que ya tienen en cartelera (de diversas poéticas y características) se suma ahora un estreno altamente intrigante: Féminas, sólo mujeres solas. Muchos son los elementos que en este nuevo producto llaman la atención. Uno de ellos es la convocatoria de actrices de respetadísima trayectoria, como Sara Torres (hoy residente en Madrid, y profesora de teatro en una de las “fábricas de estrellas hollywoodenses” más prestigiosas de España, la de Cristina Rota); y Alicia Casares (que en las horas libres que le deja su ejercicio en cargos políticos se dedica a derrochar talento escénico, como lo hizo en su última aparición en 1999, con Auto de fe entre bambalinas, dirigida por Víctor Arrojo) para que compartan textos y escenario con jóvenes actrices que por primera vez pisarán las tablas ante el público (es el caso de Felicitas Oyenart y Paula Pérez). Pasemos en limpio. Al momento del estreno usted, espectador, se encontrará con Sara Torres haciendo de una catedrática que intenta explicarle las relaciones humanas a través de la Teoría de la Evolución de las Especies de Charles Darwin. Luego tendrá que caminar un trechito más para ver a Alicia Casares haciendo de una telefonista que, aunque recibe cientos de llamadas por día, espera una sola, salvadora, que nunca llega. Otro tranco más y verá a una “chica de holograma” que habita en Internet y es fruto de un amor cibernético de su señora madre. Ahí nomás, apenas a un trecho, lo esperará Gabriela Ramos para mostrarle cómo se las ingenia una curandera trucha para “sanar” a un ser querido sin ser “descubierta” en el intento. Y, como si fuera poco, en otro mini-escenario-exhibidor, se encontrará a Fernanda López interpretando a una prostituta “made in la Cuarta Sección” para contarle sus cuitas. Al sábado siguiente... sólo el director y unos pocos allegados saben la interpretación que a cada una de estas chicas les tocará en suerte y a usted, público, la impresión que estos cambios le suscitarán. Patricia Slukich.

Gabriela Ramos :: actriz - directora - docente

sábado, 26 de marzo de 2016

La improvisación como espacio escénico

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