Los siglos, las puestas e interpretaciones sobre Macbeth de William Shakespeare se apilan de manera incalculable. Sin embargo, su historia de traición, poder y destino no pierde vigencia. Para reseñar esta versión libre a cargo de Verónica Santangelo necesitamos un conjuro contra la mala suerte: algo huele mal en Dinamarca, pero lo realmente podrido está en…
Escocia transcurre durante la noche de un banquete organizado por Marta y Salomé. Sus amigos y familiares asisten al feliz evento que de a poco se vuelve monstruoso. Los excesos del deseo y el alcohol corrompen el imperio de la pareja fundado sobre terribles secretos. Entendemos que la verdad también conduce a la desgracia cuando se revela la muerte de una hija, un negocio sucio y una pasión no correspondida. Todo el elenco responde con perfecta tensión e intensidad a los conflictos de estos personajes.
Las alusiones bíblicas (como el ‘hermano’ Abel, su mujer Ruth) y los dramas de Shakespeare (en sus diálogos isabelinos y al ineludible Hamlet) recorren la obra. Pero lejos de superponer referencias, se profundiza en varios temas, sobre todo las motivaciones. Esta libertad con el texto, y algunos rasgos de la puesta, nos recuerda a Los mansos de Alejandro Tantanian y su trabajo con El idiota de Dostoievski.
Como pocas veces, es importante saber dónde estamos sentados. La disposición de los asientos en herradura nos brinda una perspectiva particular del espectáculo. Además, un espacio entre la pared y las butacas les permite a los actores transitar alrededor nuestro. Sumado a la multiplicidad de acciones simultáneas y la cercanía de los actores con un vestuario estrafalario, el gran acierto de la puesta es producir una experiencia íntima, envolvente, por momentos siniestra o divertida.
La iluminación, a cargo de Ernesto Bechara, merece un párrafo aparte. Cada vaivén emocional tiene su correspondiente tono lumínico. Por momentos nos invade la sobriedad o la ira, y a veces somos alcanzados por las sombras o un destello.
Pese a que los griegos decían que todo estaba escrito, seguimos creando. Y si terminamos siendo, según Harold Bloom, una reinvención por Shakespeare entonces debemos estar orgullosos de seguir cosechando la siembra de este gran autor.
por Gonzalo Marina
actúan: Fernando Gonzalez, Gabriela Ramos, Renata Aiello, Claudio Morales, María Gracia Garat, Marina Andrada, Martín Diese
caracterización: Cecilia Acosta
dramaturgia: Verónica Santangelo
funciones : Sábados 23:30 hs.
idea y dirección: Gabriela Ramos, Verónica Santangelo
iluminación: Ernesto Bechara
teatro: Del Borde
vestuario: Magda Banach
caracterización: Cecilia Acosta
dramaturgia: Verónica Santangelo
funciones : Sábados 23:30 hs.
idea y dirección: Gabriela Ramos, Verónica Santangelo
iluminación: Ernesto Bechara
teatro: Del Borde
vestuario: Magda Banach
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